
Fito & Fitipaldis; Aprender a poner las comas
Fito Cabrales supo transitar el humo asfixiante de los bares bilbaínos, y de allí, quedó esa voz que aprendió a abrazar con ternura lo que duele. Tanto en Platero y Tú como con los Fitipaldis expresa fácil lo más íntimo, eso que no tiene vergüenza. Sus álbumes, rituales de sobrevivencia, forjan una nutrida memoria cultural. Y, aunque goza de fama, es la fe en sus canciones la que funciona como ese refugio donde el alma descansa y, a su vez, se aviva.
Fito Cabrales se mira de frente en A contraluz y ofrece una pieza auténtica:
“(…) Sé que lo que nada cuesta no vale la pena
Todo es tan vacío, tan vulgar
Solo se salvó esta foto, tu dejaste huella
Cerraré los ojos para recordar:
Que estabas tú, yo siempre a contraluz
Duró solo un instante, pero te pude ver
Si acaba mal, me puedo acostumbrar
Ya sé que fue un desastre, pero me vino bien (…)”
Un rock contenido, limpio, que respira el tiempo y las cicatrices que deja. La letra habla de fotografías rotas y dragones que lloran princesas, entre pausa y pulso, entre el brillo que duele y la sombra que enseña. Aprender “a poner las comas” se convierte en una declaración de madurez: el gesto de quien ya entendió que no toda historia necesita final, pero sí mirada. Fito & Fitipaldis logran aquí una rareza: una canción que promueve la aceptación, que se atreve a mirar lo vivido desde el resplandor tenue de la experiencia.
El mar de Cantabria y Angelina Lamelas Olaran

Angelina Lamelas nació el 23 de octubre de 1935 en Santander, junto al mar Cantábrico. Desde muy joven sintió fascinación por la literatura y a los dieciséis años obtuvo el Premio Europeo de la Alianza Francesa con un texto sobre José María de Pereda, logro que la llevó a representar a España en Francia y consolidó su vocación literaria.
Se me quebró la voz una mañana
y tu nombre rodó por mi garganta,
tu nombre que se asoma cuando duermo
y acaricia mis labios en tu ausencia.
Fragmento de Tu nombre
Cursó Magisterio en su ciudad natal y luego Periodismo en Madrid. Vivió temporadas en Francia e Inglaterra, donde ejerció la docencia, y más tarde escribió para diversos medios. Publicó su primer libro, El cachorro y otros cuentos, en 1972, seguido de títulos como Un sombrero en el zaguán y otros relatos, Un secreto en altamar, Dika mete la pata, Recital de lluvia y El cuarto de jugar.
Tu nombre
Se me quebró la voz una mañana
y tu nombre rodó por mi garganta,
cuesta abajo tu nombre,
cuesta abajo,
y llegó al corazón para quedarse.Cómo resuena tu nombre en mi silencio.
El corazón, un claustro,
una cartuja,
un ciprés solitario, aquel de Silos
que cantara Gerardo,
un surtidor oculto,
una guitarra sin cuerdas apoyada
en la esquina del alma.Me duele la certeza de tus sílabas
horadando mi piel,
tu nombre ahora escrito y musitado
en pasado perfecto,
nostalgia que estalla en interiores
caminos de la sangre.Se me quebró la voz una mañana
y tu nombre rodó por mi garganta,
tu nombre que se asoma cuando duermo
y acaricia mis labios en tu ausencia.Angelina Lamelas

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